Muchas veces solemos decir que los ancianos, al llegar a una determinada edad, se convierten de nuevo en niños. Está claro que no lo decimos por su condición física, sino por el estado de su mente y de su raciocinio. Muchas son las causas de este tipo de envejecimiento, pero los médicos suelen recomendarnos que nos mantengamos activos en este sentido para estar también jóvenes. Está claro que no podemos hacer milagros e intentar combatir enfermedades como el alzhéimer haciendo sudokus, pero sí podemos retrasarlas o intentar frenarlas mediante este tipo de ejercicios.
La palabra, como os sugerimos en el titular, puede ser una forma estupenda de mantener activas a las personas de avanzada edad. Yo lo veo por ejemplo en mi abuela, que tienda a callarse, quizás por cansancio o porque no sepa qué decir cuando hay gente más joven a su alrededor. Sin embargo, si la obligamos a hablar haciéndole preguntas, la mantenemos activa.
A veces estas personas mayores ya no son muy conscientes tampoco de su realidad y lo que dicen son mentiras para nosotros y una forma de llenar su lagunas de recuerdos para ellos. Pues incluso ahí podemos seguir haciéndoles preguntas para que nos hablen y estén activos. Si nos cuentan que han estado en cierto lugar de vacaciones, podemos preguntarles qué es lo que han visitado o que comieron. Es una forma de que estén despiertos también.
Mucha gente con la palabra ha mantenido viva su historia. Un ejemplo de todo podría ser el fabuloso historiador Eric Hobsbawm. Este hombre vivió desde 1917 hasta el pasado 2012, casi un siglo en el que se mantuvo activo estudiando y plasmando sus trabajos. De hecho, tiene un libro que recoge la historia de todo el siglo pasado, Historia del siglo XX, y que no deja de ser también el relato de su vida, ya que vivió casi todo lo que cuenta. Se dice que este libro ya no lo llegó a escribir él, sino que se lo fue contando a una nieta para que ella mecanografiase en su lugar.
Concurso de relatos en un geriátrico
Siguiendo esta línea que os contamos, y sabiendo que las buenas residencias geriátricas, como es el caso del centro Benviure, en Barcelona, suelen llevar a cabo actividades para mantener en forma a sus residentes, tanto físicas como de ejercicio mental, vamos a recomendar una que va más allá de las típicas partidas de cartas, de ajedrez o los famosos sudokus. Se trata de hacer un concurso de relatos.
En un principio puede parecer complicado, porque quizás no todos nuestros mayores han tenido la oportunidad de ir a la escuela, pero sí saben contar historias que pueden plasmar en papel un auxiliar o un enfermero, incluso un familiar durante una visita. Las modalidades pueden ser también muchas, desde relatos cortos de ficción hasta algo más largo, anécdotas de su vida, etc.
Además, suele decirse que a los mayores les gusta contar historias, y de esta forma no solamente estarán disfrutando de esto y participando con ánimo en un concurso que podemos premiar con un diploma o una regalito, sino que tendrán también el placer de sentirse escuchados, que es algo que muchos ancianos demandan y por lo que se sienten solos.